Escena para un Buddha de piedra

Un Mini-cuento por: Anna Banky

El pequeño Buddha errante.

Erase una vez un Buddha errante que cansado de vivir a la sombra de su hermano mayor, buscaba un lugar donde sentarse y quedarse sentado, sonriendo feliz durante el resto de su existencia; el deseo natural de cualquier Buddha. Pero el Buddha no era feliz, había llegado aquí desde una tierra lejana llamada Kamakura situada en Japón, donde su hermano de bronce, el Buddha Daibutsu luce majestuoso desde hace siglos a más de trece metros de altura en el templo de Kotokuin. El pequeño Buddha admiraba mucho a su hermano y deseaba ser como él pero no llegaba ni a un metro de altura, lo que no causaba mucha impresión en su comunidad.

Buddha de Leshan

 

Su sueño era ser como el Buddha de Leshan, solemne y glorioso, reluciendo por encima del mundo entero a setenta metros de altura, pero lo único que tenía en común con el Buddha chino es que el también había sido tallado de la piedra.

Desesperado por encontrar la felicidad y una solución a su complejo de estatura... ¡y ya cansado de errar! el Buddha acabó su odisea aquí, en La Línea de la Concepción, donde encontró un hogar con Francis, un amigo nuestro que acogió al pequeño Buddha errante. Francis apreciaba mucho al Buddha y no quería verle infeliz, quiso poner fin a la búsqueda de este personaje y ayudarle a conseguir su meta, por eso acudió a mí en busca de ayuda. Cuando lo vi, al instante comprendí las necesidades de aquel Buddha triste. Le dije a mi amigo Francis “déjalo en mis manos y confía en mí” y así hizo.

Una semana más tarde el Buddha errante había encontrado la felicidad, no solo tenía un aspecto más similar al de su héroe de China, también tenía una fuente, ¡algo poco corriente entre Buddhas de gran tamaño! Iluminación que exalta su belleza y un andamio de bambú ¡de aspecto algo precario! con sus trabajadores que le limpian y cuidan el cutis para que su felicidad sea plena.

Ahora sí destacaba entre otros Buddhas, sin embargo todavía faltaba una cosa para completar su sueño; su tamaño aun le preocupaba. Pero lo que no comprendía el pequeño Buddha errante es que la grandeza y el tamaño no tienen importancia cuando prevalece la imaginación y la ilusión. Yo le hice comprender al pequeño Buddha que por medio de la ilusión podemos convertir lo más pequeño en lo más grande. Esa ilusión se puede crear de muchas formas y la fotografía es un arma muy potente, por medio de ella y unos retoques con photoshop el pequeño Buddha ya no se verá a la sombra de ninguno.





Ahora ya se encuentra de nuevo en casa de Francis y su familia que no se cansan de mirarlo y admirarlo. Rodeado de su nuevo entorno y feliz de saber que sus imágenes como el más grande serán admiradas por doquier, el sueño del Buddha ya se ha realizado en toda su gloria y si os fijáis bien, veréis que el Buddha ya sonríe.

Fin.

Referencias:

Fotografía Buddha de Leshan cortesía de: La cultura me persigue

¡¡¡Visita obligatoria para todos los amantes de la cultura!!!

Enlaces Wikipedia:

Buddha de Leshan

Buddha de Kamakura

Datos:

La obra mide algo más de un metro de altura y no sabría deciros cuánto pesa ni cuál es su escala, solo diré que para llevarlo de nuevo a casa de su dueño requirió la fuerza de cuatro hombres hábiles… no olvidéis que el Buddha está tallado de piedra maciza, luego el peso extra de materiales que le metí yo… una fuente de agua que como veréis más adelante, brota agua entre las manos del Buddha, y el recipiente para el agua también pesaba lo suyo! El monte, aunque parezca piedra de verdad, no lo es y es la parte que menos pesa de toda la obra.

Imágenes:

Lo que vais a ver a continuación es una serie de imágenes de como quedó el Buddha en su nuevo entorno, algunas de ellas con fondos súper-impuestos por Anna con Photoshop. Esta obra daba mucho juego para la fotografía, con y sin fotomontajes y no era difícil conseguir un efecto realista.

Gracias por vuestra atención ¡Hasta la próxima!